Durante los primeros años de vida, los niños poseen una importante plasticidad cerebral, por lo que esta etapa y las experiencias y aprendizajes que se den en ella, son especialmente importantes para el enriquecimiento y adecuado desarrollo de la cognición y la afectividad.
A medida que el niño crece, las relaciones se amplían y se vuelven más complejas, requiriendo el desarrollo de más habilidades para relacionarse exitosamente.
Entre las que se encuentran: expresar deseos y preferencias de forma clara, habilidad para no ser fácilmente intimidado por otros niños, expresar su frustración e ira de forma adecuada, mostrar interés por los demás, ofrecer ayuda a los demás cuando lo necesitan, etc.
Lo niños están en continuo aprendizaje desde que nacen, todo para ellos es nuevo, por eso hay que tener empatía y mucha paciencia con los más peques de la casa.
CÓMO TRABAJAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN CASA.
- Es fundamental que el entorno sea un clima positivo, para crear un ambiente donde los pequeños se sientan cómodos para poder ser ellos mismos, para poder pensar y para poder sentir.
- No suprimas sus estados emocionales, hay que dejar que fluyan, sentir es natural y es sano.
- Ayúdales a identificar y reconocer sus emociones y las de los demás. Para ello puedes emplear juegos, diálogo, cuentos, vídeos, fichas etc. Es importante que aprendan a reconocer las señales de su cuerpo, que le indican que una emoción se trata.
- Desarrolla en ellos la reflexión, meditar y ordenar los pensamientos les ayudará a dirigir su emoción. Puedes hacerlo en la rutina del día a día incluso jugando con ellos
- Enséñales formas positivas de expresión emocional: el deporte, el arte, dibujo, la música, el diálogo, etc.
- Plantéale soluciones positivas a los problemas con diálogo, ayudándole a ver cómo se ha sentido en ese momento y lo que podría mejorar para próximas veces.
- Sírveles de ejemplo. Los/as niños/as aprenderán tus reacciones emocionales de observarlas diariamente.
- Muéstrales la importancia de saber gestionar las emociones. Una gestión adecuada no quiere decir suprimirlas, sino ser capaz de controlarlas antes de que nos controlen.
- Enséñales a sentir sin miedo. Hazles saber que todas las emociones forman parte de nosotros y tienen una función, todas son necesarias, es importante dejarlas fluir y no reprimirlas.
- Enséñales cómo se llaman, cómo son y en qué se diferencian cada una de las emociones, sentimientos y sensaciones.
- No escatimes en muestras de afecto y dota de carácter lúdico a tus enseñanzas.
GESTIONAR LAS EMOCIONES.
Es habitual que los/as niños/as en ocasiones se vean superados por las emociones, rabietas que les hacen gritar o golpear cosas.
Es necesario que nosotros no reforcemos esas situaciones. Una vez haya terminado la rabieta podemos enseñarles, por ejemplo, que antes de gritar o pegar, es mejor expresar en voz alta qué les molesta. Que aprendan a expresar sus sentimientos desde bien pequeños.
Y siempre acompañarles, abrazarles si se dejan, no abandonarlos con sus sentimientos.
Es aconsejable que para que haya resultados visibles, trabaje toda la familia.
Para terminar, os dejamos algunos cuentos que podéis conseguir en cualquier librería, para que disfrutéis con los peques de la casa.